La Prensa
Elízabeth Romero/ Carla Torres
“¿Cómo íbamos a callar?” Fue la explicación a modo de pregunta que encontró el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, para expresar los motivos que les llevó a él y al arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, a sentar su posición a través de un comunicado, sobre la protesta de los adultos mayores.
“Ante algo injusto, como lo que se está cometiendo contra estos ancianos que nos están dando un ejemplo, porque están luchando por ellos y por el futuro nuestro también, ¿cómo íbamos a callar?”, dijo Báez. El religioso presidió ayer, junto con monseñor Miguel Mántica, una misa en la Catedral Metropolitana de Managua, en rogativas por la paz de Nicaragua.
El oficio fue celebrado justamente a pocas horas de que los grupos de choque del oficialismo salgan a las calles, en contra del reclamo de los adultos mayores por una pensión reducida, y quienes desde el sábado están asediados por los grupos orteguistas.
Los adultos mayores afiliados a la Unidad Nacional del Adulto Mayor (UNAM), permanecen con un espíritu inquebrantable al cumplir hoy ocho días de protesta, para exigir al gobierno del presidente inconstitucional, Daniel Ortega, la entrega de la pensión reducida de vejez. Ayer ofreció únicamente el llamado bono solidario.
Paramilitarismo
Zoilamérica Ortega Murillo, refirió que como Centro de Estudios Internacionales (CEI), trabajan en la prevención de violencia y considera que “estamos en los síntomas más peligrosos de un estallido social”.
“Casi estamos viendo a diputados convertidos en matones, estamos viendo de alguna manera una actitud totalmente vandálica para reprimir la protesta social, son síntomas de un naciente paramilitarismo en Nicaragua”, sostuvo Ortega Murillo, quien lamentó que muchos de los ancianos han sido colaboradores históricos y otros militantes del FSLN y han tenido que conocer otra cara de su gobierno.
Mientras los adultos mayores se reúnen poco a poco en el costado norte del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) para continuar con sus protestas, partidarios del gobierno sandinista se tomaron el parque San Pedro, a pocas horas de que se realice una marcha encabezada por el diputado Gustavo Porras.
Al regresar ayer al sitio de la protesta los ancianos no encontraron las champas, donde recibían atención médica, guardaban los alimentos y se protegían del sol y la lluvia.
“Vamos a estar en otro lugar porque nos quitaron todo, la champita y ahí están ellos (los sandinistas). Nosotros nos replegamos al parquecito, en un rinconcito ahí vamos a estar”, dijo Alma Mendoza, vicepresidente de UNAM.
En los alrededores del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y Plaza Inter permanecían ayer los trabajadores del Estado, miembros de la Juventud Sandinista y miembros de los Gabinete de la Familia, Salud y Vida de los barrios capitalinos, quienes mantenían acorralados a los ancianos.
La situación podría recrudecer hoy con la marcha orteguista que saldrá de la Avenida Universitaria hacia la Asamblea Nacional, y pasará a pocos metros de la protesta de los adultos mayores, pero Mendoza refirió que no tienen temor.
“Nosotros ahí quedamos ¿Qué vamos hacer? Si nos agreden y nos matan, ahí quedamos. No llevamos palos, vamos con nuestra misma demanda que es nuestra bandera de lucha y con nuestra dignidad en alto”, subrayó Mendoza.
Los activistas orteguistas intentaron brindarles comida a cambio de que los ancianitos proporcionaran una lista con nombres y apellidos de los manifestantes. Sin embargo, estos prefirieron aguantar hambre y no brindar datos personales.
FUERTES CRÍTICAS
Temprano en la mañana de ayer, a la misa acudió un pequeño grupo de los adultos mayores y los jóvenes vapuleados la madrugada el sábado por grupos de choque que monseñor Báez calificó como “turbas vulgares y violentas”. “Estos aplausos demuestran que no están solos. Estamos con ustedes”, les dijo Báez a los ancianos.
En su homilía Báez criticó algunas manifestaciones negativas en la sociedad como la vida desordenada, las ansias de poder y la ambición desmedida por controlar riquezas, contrario al mensaje de Jesucristo.
“Vivimos en una sociedad donde hay ansias ilimitadas de poder, un poder que se vuelve también un dios al que se adora (…) hay un poder ilimitado y se busca con todas las ansias incluso, perpetuarse en el poder ”, dijo Báez.
Tras señalar: “Y aquí, se idolatra el dinero, porque el dinero se pone antes que las personas (…) aquí sabemos cuánta gente adora al dios dinero y cuanta gente vende la conciencia por dinero y cuanta gente calla la mentira e injusticia por dinero”.
Y al retomar la palabra del Evangelio cuando Jesús preguntaba “¿Quién dice la gente que soy yo?”, Báez también dejó un mensaje a la feligresía presente: “¿Qué dice la gente de nosotros? No nos importa, (…) Hemos actuado por amor, nos hemos expuesto en el nombre del Señor, hemos hecho lo que teníamos que hacer como pastores a la luz del Evangelio. Yo les dejo una pregunta, que sí, nos importa ¿Quién dicen ustedes que somos nosotros?” apuntó Báez.
Monseñor Báez: ¿Cómo íbamos a callar?
http://www.laprensa.com.ni/2013/06/24/nacionales/152020-asedio-no-calla-a-los-ancianos